Tlatelolco es un lugar mágico y tal vez único en México, nos muestra las tres grandes culturas por las cuales nuestra nación ha atravesado: la prehispánica con sus centros ceremoniales mexicas, la colonia con su convento y la moderna con sus rascacielos. Tlatelolco (montículo de tierra), ha sido el eje del comercio, del poder político, la cultura, la diplomacia y la educación.
Tlatelolco se fundó sobre un islote del lago de
Texcoco cuando un grupo de mexicas descontentos por la distribución de las
chinampas fundaron un pequeño señorío independiente. Gracias a su integración a los dominios de la
triple alianza, los Tlatelolcas lograron establecer el mercado más grande de
Mesoamérica y el Tecpan “Lugar de la casa de piedra”, entendiéndose como Palacio que
fue la sede del control comercial donde residían 10 o 12 jueces que resolvían
las diferencias que surgieran por el intercambio de mercancías.
En 1520, la muerte de
Cuitláhuac, le sucedió en el trono, Cuauhtémoc, último de los tlatoanis, que
encabezaría la resistencia azteca contra los conquistadores ibéricos. Pero si
en Tlatelolco se consumó la destrucción del mundo azteca, el 13 de Agosto de
1521, aquí mismo se inició el rescate y revaloración de su historia, su lengua
y su cultura.
Durante el Porfiriato, el
Tecpan fue la escuela de Huérfanos, la cual años antes había tenido la
protección de Benito Juárez y Carlota. En 1939 se instala la escuela secundaria
Nº 16 “Pedro Díaz”. Y fue durante la construcción de la unidad habitacional
Nonoalco Tlatelolco que se inauguró el 21 de Noviembre de 1964, que la
secundaria Nº 16 “Pedro Díaz” se trasladó al edifico que actualmente ocupa
desde el 30 de Abril de 1966. Afortunadamente la fachada original de la Escuela
se conserva en la parten posterior del Convento de Santiago, modificándose el
aspecto original del claustro, tal como lo vemos hoy en día.